jueves, 2 de diciembre de 2010

Los "Dibus" contra la violencia infantil...

Hace poco tiempo en el FACEBOOK se propuso cambiar el perfil de usuario  por un dibujo de historieta. 
 La sugerencia: "El dibujo preferido de la infancia". 
Sería por unos días, y como apoyo a la lucha contra la violencia de adultos hacia los niños.
Un fin noble, que esperamos toque las almas de algunos miserables.
La historieta tal vez sea para nosotros, sus lectores, el primer recuerdo del vehículo  que nos condujo por laberintos de fantasía en nuestra primera infancia.
La historieta fue y es una poderosa herramienta para el desarrollo de la imaginación, y un cálido refugio para las almas que vuelan libres de ataduras por universos donde todo es posible.
La historieta, o comic, a muchos nos ha enseñado a soñar, a soñar despiertos, a navegar más allá de la vida rutinaria, por los confines de la imaginación. 
La historieta dio un soplo de aire puro a mi infancia, a la de mis amigos, y a millones de niños del planeta.
Para nosotros, la vida cambiaba su color al sumergirnos en las viñetas de las revistas mexicanas, donde globos y dibujos nos conducían al país de Mickey Mause, Bugs Bunny, Porky, El pato Donald, y muchos más. 
 
Y... crecimos con el llanero solitario, Misterix, Dick Tracy, Mafalda, Súperman, Tarzán, Batman, Patoruzú, El eternauta, Nipur de Lagahs, El loco Chavez, Clemente, y un millar de personajes inolvidables. 
 
Cuando era chico no había mucha opción de diversión, sacando, claro está, el jugar con amigos, o ir alguna que otra vez al circo... y la más grande de todas, el ¡cine!, las matiné de sábados y domingos, o cuando nos quisieran llevar. 
Pero cuando se trataba de algo personal, y que podías disfrutar cuando se te daba la gana, no había cosa más sencilla y placentera que un comic, donde los dibujos acompañados de breves textos te lo decían todo, y encima eran tuyos.
Por este motivo va mi pequeño homenaje a la "historieta", género de entretenimiento sano y constructivo que marcó mi infancia. 
Y a los dibujantes y guionistas que  llamaron mi atención respecto del bien y el mal, de lo solidario y lo mezquino, de la suerte y la fatalidad, y que me enseñaron a conocer y disfrutar del  humor, y fundamentalmente, a que en el reino de la imaginación todo es posible, y a veces hasta en la vida misma.
Los niños de ayer debemos ser guardianes de los de hoy, y ellos serán de los de mañana...


Arnaldo Zarza