miércoles, 15 de septiembre de 2010

“Play it again, Sam”






Es una película que deberían verla todas las persona que alguna vez se hayan enamorado o en la actualidad piensen seriamente en hacerlo.
 Y las que no tienen planes para el amor, también deberían verla, pues les resultará instructiva para no caer en la trampa.
Para los amantes del cine…
                                 Casablanca...


La mítica película de Michael Curtiz basada en la obra teatral "Todos van a lo de Rick” fue  estrenada el 23 de enero de 1943 y rápidamente se constituyó en  uno de los films más famosos y taquilleros de todos los tiempos. 



El carisma de Bergman y Bogart, más la química que se establece entre ellos desde el primer encuentro en el film, unidos a la calidad e ingenio del guión y la excelente puesta en escena de Curtiz, derivó en el impacto emocional que causó en su época y que aún sigue vigente.   

Casablanca es quizá una de esas pocas y privilegiadas películas que se pueden ver una y otra vez con la misma avidez de la primera pasada



Es un film conmovedor, de esos que te hacen sentir caminando por las callejuelas de Casablanca  mientras Ilse compra baratijas en una feria, o espiando, sentado  a una mesa del café de Rick a la hermosa Ingrid, que con  expresión acongojada y los ojos llenos de lágrimas mira a Humprey con ternura, mientras Sam, el pianista de color, toca para vos “Según pasan los años”. 
Casablanca es una película sin fisuras, realizada con elegancia, soltura y economía de planos, los justos, donde y cuando deben estar. Los diálogos son ingeniosos,  jugosos, sin desperdicios, y las actuaciones de Bergman y Bogart, de excepción.


Sin embargo, no todo los cinéfilos coinciden con estas apreciaciones:
Andrew Sarris, famoso crítico de cine del “The New York Observer”, dijo en su libro “The american cinema”, que Casablanca fue:

"El más feliz de los accidentes felices"




Tal vez debido a que según el criterio de la teoría del AUTOR, de “Cahier du cinema”, “revista de cine” francesa fundada por André Bazin, que Sarris comparte, Michael Curtiz no era un director de primera línea. ¿Debido a qué? Pues seguramente debido a que no filmaba sus propios guiones y tampoco tenía el control total de la obra, sobretodo en el corte final del film, como pasaba y pasa con los artesanos de los grandes estudios. Particularmente no creo sea motivo suficiente para descalificar una obra, si no, ¿cómo se explican los bodrios que han engendrado directores del Olimpo, como él llama a los mejores?
Pero algo de razón tiene Sarris, pues cualquier obra de esta naturaleza, donde no hay yerros, donde todo es armonioso desde el primer minuto hasta el fin, y además el público la aclama, algo de accidente feliz debe tener. 
Si no fuera así, la fórmula del éxito sería fácil, sólo habría que juntar a los mejores en su especialidad, director, productor, elenco, guionista, músico, cuerpo técnico, etc., y estos artistas tendrían que alumbrar filmes excepcionales… y no siempre es así.  

Casablanca es una ciudad de Marruecos, país de África del norte.




 La historia de la película transcurre... 
Esta reseña, debido a su extensión, continuará con dos entregas más.

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