martes, 28 de diciembre de 2010

Chau 2010...

Se va el año, y en estos meses que pasaron se fueron acumulando en el blog los hetrogéneos artículos publicados.
El primero fue una apreciación sobre la película DISTRICT 9:
Fue el primer artículo del blog, y decía entre otras cosas:
El tema es interesante: "El ser humano y toda su miseria".
No voy a contar el argumento, aunque en los avances que dan por TV ya habrán visto que se trata de unos extraterrestres parecidos a unas almejas que vaya a saber por que causa se dan una vuelta por la Tierra y no tienen mejor idea que se les descomponga la nave justo encima de Johannesburgo...
El segundo artículo hizo referencia a dos libros.
El Código Da Vinci vs. El Club Dumas


Los que leyeron “El código Da Vinci” es probable que les guste “El club Dumas”, una novela de “Arturo Pérez-Reverte”, escritor español de exquisita prosa. 






El tercero lo dediqué a el "Eternauta".
Se acuerdan de las primeras páginas de "El Eternauta"
Héctor G. Oesterheld / Solano López

Este es el comienzo de una de las historietas más importantes del comic Argentino. Tal vez la que más se recuerde. 














Y así siguieron... notas del mundial, sobre la "chipa paraguaya", Ushuaia, sitio sobrecogedor. 
El comentario del film "Babilon AD", la computadora "Amiga", Jerry Lewis, Alicia en el país de las maravillas, luego:  
Buenos Aires ayer y hoy.
  El tranvía, los cines de barrio y las garitas de los policías de tránsito, son solo un recuerdo para los que alguna vez los vieron, 
y un pedazo de historia para los que escarban el pasado.









Siguió "Gardel canta en inglés, luego el solsticio de invierno y la espera da clasificación de Argentina.




"Los artistas de Borda", luna de miel en La Paz y Cochabamba, la feria de los barrios.
El cuento “Unos pocos días de primavera” publicado en 12 entregas.








El humor de Damián Zarza, un artista que da risa.




"La mansión satánica" novela por entregas, que aún no finalizó. 
Los piropos, la ley de Murphy. La historieta completa: "Tardecita de Londres".


Y los homenajes a las inolvidables: "Casablanca y La guerra gaucha" de Michael Curtiz y Lucas Demare, respectivamente.
Y Avatar, el impresionante film de James Cameron.  
 


Luego vinieron "Los mufas", el beso, los mocos, 




















los dibus contra la violencia infantil, 




palabras en desuso... 






...y algo sobre las fiestas de fin de año, y alguno que otro artículo que puedo olvidar.
Todos estos artículo escritos para este blog se pueden ver en los links del costado de la página.
Y como dije al comienzo, el año se va, pero los contenidos quedan, así como quedan y son indestructible los hechos que generamos en nuestro paso por esta vida.
Para finalizar, es sabido que los lectores de este blog tienen asegurados una larga y feliz existencia en el planeta... que la disfruten... 
Buen 2011 para todos.
                                   Arnaldo Zarza

jueves, 23 de diciembre de 2010

Felicidades

En un peñasco ni muy chico ni muy grande, unos seis mil millones y pico de tipos, tipas y tipitos damos vuelta a la manzana en unos 365 días. Es una especie de nave espacial, que a primera vista parece algo primitiva, pero si se la observa con cierta atención, es bastante superior y más segura de esas que se andan fabricando con cohetes por ahí. 
Esta especie de buque con itinerario fijo, al igual que los grandes transatlánticos que se ocupan de las vacaciones de algunos privilegiados, tiene comodidades diversas: clase de lujo, con all inclusive, turista, segunda, tercera, cuarta, etc; y mil sitios diferentes que no poseen los barcos de lujo.
Esta nave, que seguramente nunca ha pasado dos veces por el mismo sitio, ni lo hará, es nuestro destino común en medio de la nada.
La Tierra, como la llamamos, es nuestro hogar, y seguramente en esta mota de polvo que surca el espacio a unos cien mil kilómetros por hora, seguiremos juntos por algunos años, hasta que la terminemos de exprimir. 
Algunos de sus habitantes le hemos puesto asteriscos simbólicos a nuestra pequeña nave azul en algunos puntos de su recorrido en torno a la caldera que nos mantiene vivos, el sol.
Estos asteriscos simbólicos representan a nuestras fechas de nacimiento, estaciones  del año, y acontecimientos importantes se quiere recordar y festejar en cada una de las comunidades que habitan el planeta.
 
El fin de año y comienzo del próximo, así como la navidad son dos de ellos. 
Son fechas en las que, independientemente nuestro credo, nos reunimos con nuestros seres queridos a compartir la mesa y a gozar de sus compañías. 
 
Para mí, estas fiestas son de la amistad y del cariño.
Mil felicidades a todos.
                                                     Arnaldo Zarza

sábado, 18 de diciembre de 2010

Palabras en desuso o de poco uso

Una tardecita del año 75, charlando con mi jefe, Mario Keudell, me contaba anécdotas sucedidas en una pulpería de su pueblo, San Pedro, Provincia de Buenos Aires.
- La pulpería de don Gutierrez hacía cruz con la ferretería del "tarta" Leguizamón, me dijo, y luego de sopesarme unos segundos, preguntó:
-¿Sabe lo que es en cruz, no?- Y sí, yo conocía el término porque cuando era chico, mi abuelo, parientes, y amigos de mis parientes lo usaban asiduamente.
Y nos pusimos a hablar de las muchas palabras que se habían dejado de usar en relativamente pocos años, tales como " petit poa", palabra con la que se conocía en la "Asunción" de los años  50 a las arvejas en latas. 
Hoy veo en algún sitio de INTERNET que su nombre es "PETIT POIS" y son arvejas pequeñas, dulzonas, y envasadas en latas.
Es notable como el idioma cambia sutilmente, y a veces no tanto, con el paso de los años. Las expresiones idiomáticas se van moldeando por necesidades del momento, que pueden ser pasajeras o durar años.
En Buenos Aires, ciudad donde vivo, es el sitio donde escuché y perdí de vista la mayoría de los fugaces latiguillos usados para distinguir situaciones o personas en años pasados.
Hola macho - ¿Cómo estás macho? - Pero, maaachooo - Fue por los años 70, 80, creo, el insoportable apelativo que nos tiramos unos a otros  los varones, día y noche, donde quiera que fuere... hasta que un día quedamos hartos, y se terminó. También por esa época, fugaz como ráfaga de viento, se instaló en el lenguaje popular y varonil el mote de "tío", sustituyendo por momentos al "macho". 
A fines de los años 50 nacía el término "petitero", que años después se convertiría en "caquero".
Los petiteros pertenecieron a una generación de jóvenes de la ciudad de Buenos Aires que tenían una particular manera de vestir, un poco estrafalaria para le época. 
Usaban usaba sacos cortos, ajustados,  con dos tajos a los costados, y pantalones bombillas. Si bien tendrían otras virtudes distintivas, su sello distintivo fue la indumentaria, que fue copiada hasta el hartazgo por la clase media.
Encontré una definición de petitero en la web que me pareció acertada: 
Petitero, Petimetre de clase adinerada, asiduo concurrente al Petit bar, de la calle Santa fe casi Callao.
Recuerdo cuando "MERSA" estaba de moda, Landrú, el gran humorista, creador de Tía Vicenta, hacía un ranquink semanal de mersas en su revista.
He aquí algunas de esas palabras perdidas o de poco uso que recuerdo, otras las encontré en la WEB.
Bacán, shusheta, atorrante, cafisho, bufoso, pirobar, taquería, cajetilla, orondo, lo más campante, bochinche, boticario, bufa, babieca, badulaque,  chamuyo, bagayo, bagre, biógrafo, batilana, betún, bicoca, biyuya, boite, boncha, bochinche, boticario, speaker, tamangos, tarambana, tarro, timbo, traga, ortiva. pánfilo, pazguato, pelandrún pelafustán, pipi cucú, pituca/o, pizpireta, funyi, pretendiente, rascar, relojear,  tragasable, vento, viyuya, watercloss, cachar, cafúa, cajetilla, camandulero, canícula, carcamán,   habitué, paparulo, chitrulo, pajarón, engrupido, farabute, filo, gaznápiro, galeno, gofio, está gruesa, mamua, morlaco, mercachifle, olfa, percanta.
Y hay más... pero no tengo tiempo de seguir, pues debo ponerle betún a mis timbos, para asistir a la farra de un gomía cajetilla, es allá por Escalada donde se hace el convite, no se si llevar funyi con la canícula encima, o paraguas por si el speaker la pega con la lluvia, por ahí voy en remise, o con a la gilada en bondi,  parece que no van minas a la renión de los chomas, es que donde se juntan atorrantes chamuyeros no es bueno que las naifas asomen. 
Dice el gurmé anfitrión que vamo a lastrár un pavo, por las dudas fui al boticario por una "sal de fruta Eno", pa no joder al galeno por una  simple mamúa. Mañana cuento detalles de la charla morfi y chupi, si no vamos en cafúa al salir de madrugada, muy orondos caminando por el sur, sin notar que estamos ebrios.

 Dicen que de la partida serán, Daniel Trajtengartz, Juan Eduardo Tedesco, J.m. Garcia, alias "El Gallego", Ruben Sarraute, Manuel Mora Rodriguez, Eduardo Báncora Alfonsin, Alfredo Cendoya, Andres Araoz, Juan Rinaldi, Santiago Brea, Jose Maria Luperena, Roberto Enrique García Cabrera, habitués de la mesa de Santiago Brea, alias "El Cholo", el Mallmann del sur, y un servidor.
 
Mi amigo Mario Keudell fue gerente de Promociones allá por los 74, 75. Hace un tiempo que le perdí el rastro.


Arnaldo Zarza

viernes, 10 de diciembre de 2010

A ver, ¿quién putea mejor?



¿Quién no dijo una palabrota , juramento, maldición, insulto, o puteada alguna vez?
¿Quién no se ha sacado las ganas de mandarse una buena puteada cuando no le paró el colectivo en un día lluvioso, o cuando el agua de una baldosa floja mojó la parte oscura de su ser?
 
¿Quién no ha puteado bajito al no poder decir al jefe lo que se merecía, o mandar bien a la mierda a quién toca el timbre casa cuando dormimos?
Yo no, dijo uno...  y sí... la excepción a la regla vale. 
El uso de las "malas palabras", creo,  merece nuestra atención y discusión, pues esta forma del habla cotidiana, que fue haciendo sus reglas con los usos y costumbres de los habitantes de cada país, ciudad o pueblo del planeta; por lo general, en el ámbito de nuestra cultura no es bien visto, menos aún, si su uso es continuo y desmedido. 
Las palabrotas, creo, no son ni buenas ni malas, simplemente son una herramienta más del idioma para exteriorizar nuestros sentimientos. 
El decir groserías tiene sus reglas implícitas, que tiene que ver con la parte formal de nuestras vidas, léase  trabajo, casas de estudio, o con cierta gente con las que no tenemos confianza; con ellas somos cautos, o directamente desechamos su uso, y seguramente hasta al más puteador de los mortales no se le ocurriría largarse un rosario de improperios en una entrevista de trabajo, durante un examen oral, o saludando al Papa.
Tal vez lo que distinga una puteada de otra sea la ocasión. Hay veces que estos dichos parecen oportunos, y hasta graciosos, en otras resultan repetitivos, chabacanos, aburridos e insoportables.
Hay personas y lugares del vasto territorio de la humanidad, donde el uso de palabras soeces son moneda corriente. 


Conozco tipos que no pueden hilvanar más de tres o cuatro palabras sin un " la puta que lo parió" encajada entre ellas. 
Es curioso, pero por estos lares, el decir hijo de puta no siempre es un insulto, en muchos casos es un halago, sobre todo entre hombres: Si un amigote se levanta un minón infernal, (léase conquista a una joven hermosa), le decís:
- Que hijo de puta sos Juan, mira lo que te masticás. Y el tipo, chocho de la vida, te sonríe agradecido.
Yo he conocido grandes puteadores, algunos de ellos simpáticos, otros, lamentables, pero así es la vida, no todos tenemos el don de la oportunidad y simpatía, carajo.
Y hablando de Carajo, debo decir que este interesante vocablo sería algo así como el hermano menor de la puteada, una especie de protesta light, cercano al "caramba". Carajo en sí no quiere decir nada, pero expresa un sentimiento de molestia, que según los individuos, puede usarse como un exabrupto. También, como toda palabrota, se puede usar como signo admirativo: ¡Que buena está, o, que hermosa es, carajo..!
Parece ser que el termino nació en la edad media, cuando alguno que otro infeliz marinero, no valorado por el capitanejo de turno, debía subir a la punta del mástil para divisar tierra; ese sitio de mierda, donde lo más afortunado que le podía pasar al vigía era congelarse en medio de la lluvia tormentosa, o con más suerte, caerse, romperse el pescuezo y dejar de sufrir en este mundo cruel, lo llamaban "carajo", así es que: 
-Te vas al "carajo", es algo así como mandar a la mierda al susodicho. 
También, en la lengua castellana, el término carajo significa "pene", acepción que no damos a la palabra en nuestra querida Buenos Aires, aunque nunca es tarde, como decía un conocido mío devenido en gay.
El carajo es muy una palabra apropiada para mandar al carajo a alguien que te tiene harto, o como decimos los varones de esta parte de América, "los huevos llenos".
Sin embargo, en Costa Rica y creo que en otros países de América, el vocablo tiene un significado diferente, quiere decir: Niño.
Para terminar, quiero referirme al término boludo, o pelotudo, que si bien no es lo mismo, tienen entre sí un límite tan difuso que se podría pasar horas, como me pasó en una reunión de amigos, de discusión formal, intentando darle un significado u otro.
Todos sabemos que un tipo boludo es alguien que comete una tontería, y que hay algunos que son boludos crónicos, y otros, como la mayoría de los mortales, lo somos de vez en cuando, pues, ¿quién no ha cometido alguna boludez en su puta vida?
¡Por favor... no digas que no..!
Por otra parte, el tipo pelotudo no difiere en nada del anterior, salvo la intención, y según veo y escucho, el término boludo se ha popularizado tanto en la juventud que habita Buenos Aires, que su significado actual, a mi entender, está más cercano al "CHE" que a un insulto o chanza.
Por ejemplo, hoy se dice:
-Boludo, alcanzame la coca.
-Boludo, mirá a la potra esa...
-Hola, boludo.
-Qué sueño, boludo.
-Papi, no seas boludo...
-Que mierda, boludo, me cagaron en Química... la puta que lo parió...
Hasta la próxima.

                                            Arnaldo Zarza.